viernes, 25 de julio de 2008

La derecha acomplejada

No es ningún secreto el complejo que sufre la derecha española de tener que justificarse una vez tras otra que no son “fachas”. Este comportamiento les lleva a no saber distinguir lo “facha” de lo español. El PP, dicen, está emprendiendo un “viaje al centro” después de su último congreso. Si nos creyéramos sus proclamas más bien deberían decir que lo están reemprendiendo, pues olvidan a conciencia que ya con Aznar decían que realizaron este viaje al centro, distanciándose de la derecha de su fundador Manuel Fraga Iribarne. Y si con Aznar ya hubiesen llegado al centro, como sostenían, ¿por qué ahora un nuevo viaje al centro? Una simple reflexión nos llevará a pensar que fue porque alguien lo tuvo necesariamente que apartar del centro. Y quién ha llevado el timón del PP en los últimos cuatro años... el mismo que ahora les reconduce, de nuevo, hacia el “centro reformista”.
Este PP de cara a la opinión pública enfatiza en su espíritu liberal, a pesar de que tiene comportamientos también de partido conservador, como su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo. “Centro reformista”, dicen. Y como tienen que demostrar que ya no son de derechas, sus complejos les llevan a acercarse a los nacionalistas, como durante la transición los falangistas antifranquistas se daban de tortas contra Fuerza Nueva para demostrar que eran falangistas pero no “ultras”, el PP volverá a “hablar catalán en la intimidad” (o a pecho descubierto).
Ya expresé en otro artículo, publicado en páginas tan diferentes como Minuto Digital e Izquierda Liberal, mi sorpresa de que algunos considerasen que el PP se moderaba cuando se acercaba a partidos nacionalistas, que son excluyentes y por tanto nada moderados. Pero lo que me ha dejado de piedra es que Alicia Sánchez Camacho, recién estrenada como presidenta del PP de Cataluña, se niegue a firmar el Manifiesto por la Lengua Común. No hay discriminación del castellano en Cataluña, alega. Si fuera así por qué el libro “Extranjeros en su país” –donde el diputado de Ciutadans Antonio Robles denuncia eso que ella dice que no pasa– no se puede encontrar más que en una librería en toda Cataluña. Y esa única librería me ha pedido como editor que no la nombre, por temor a represalias. En la presentación de este libro en Barcelona el pasado 11 de julio (presentado por el eurodiputado Vidal-Quadras, ¿algún otro del PPC se habría atrevido?), acudieron 200 personas y se vendieron casi 100 ejemplares; o sea que demanda hay. No está en las librerías por decisión política, no comercial. Los libreros nacionalistas no quieren ver ese libro ni en pintura, y los no-nacionalistas no se atreven a exhibirlo para no ser tachados de españolistas y por tanto de “fachas”.En una ciudad española donde los letreros de los escaparates pueden leerse en catalán y en inglés pero no en castellano, sí hay discriminación no sólo de la lengua sino de las personas que la hablan. La defensa de los débiles y de los perseguidos no suele ser una norma habitual en la derecha, de modo que por esa parte entiendo que Sánchez Camacho no proteja a los catellanohablantes; pero la defensa de la españolidad, al menos antaño, era uno de los pilares de la derecha. Quizá cuando la derecha no tenía complejos… para bien y para mal.

lunes, 23 de junio de 2008

Socializar el terror



Los postulados revolucionarios –que no comparto– dicen que hay dos elementos que cuando se dan ambos hacen de la lucha armada un método de reivindicación política legítimo:

a) En ausencia de democracia y cuando toda vía exclusivamente política está cerrada, siempre y cuando la lucha armada pueda abrir una nueva vía.

b) Cuando la condición de vida de la población no es digna y si sólo mediante la lucha armada se puede elevar.

Está claro que en el País Vasco se vive una situación de falta de libertad que sitúa a la democracia en un mero aspecto formal al más puro estilo de las democracias latinoamericanas de los 80. De Colombia se dice que es de los Estados de ese subcontinente con mayor tradición democrática por la ausencia de golpes de Estado y no creo que muchos consideren que haya democracia en las zonas dominadas por las bandas ultraderechistas de las Autodefensas Unidas de Colombia o por sus adversarios de las FARC o ELN.
En el País Vasco y norte de Navarra la ausencia de democracia es patente en el momento en que sólo determinados dirigentes políticos deben ir escoltados y otros campan a sus anchas. Si las facilidades para acercarse al elector y exponer sus programas son distintas no hay plena democracia. Si el hecho de defender determinadas ideas tiene el riesgo de la muerte no hay democracia (y los nacionalistas pidiendo más autonomía cuando la mitad de la población vasca no tiene ni libertad).
Tampoco es digno vivir en la situación en la que viven los guardias civiles, policías (nacionales y autonómicos), militares, periodistas, políticos no nacionalistas o profesores demócratas en el País Vasco. Porque no es digno vivir cada día con la angustia de no saber si ése es el último de tu vida. Porque no es digno que te quemen el negocio como si de un judío en la Alemania nazi se tratara. Porque no es digno vivir encima del negocio del asesino de tu marido y que el etarra se enorgullezca te tamaña acción.
Si nos metemos en la piel de un revolucionario –sé que es tarea ardua difícil para quienes creemos en el progreso– está claro que ante estas circunstancias deberíamos apostar por una lucha armada que neutralizase a estos indeseables. Igual que en Colombia los guerrilleros de las FARC pasaron a temer a las AUC y a perder movilidad, o que el ELN haya quedado acorralado a consecuencia de estos paramilitares. O el ejemplo que tanto les gusta a los nacionalistas vascos, Irlanda: el IRA, y sobre todo su entorno cercano, ya no podía moverse a sus anchas ante las acciones armadas de los protestantes de los Combatientes por la Libertad del Ulster (UFF) y la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF).
Desde luego que la actuación de los paramilitares colombianos y norinlandeses no es para que sirva de ejemplo, porque sus atrocidades en muchos casos superan a las de sus enemigos. Pero sin duda la vida de las víctimas del terrorismo sería más digna si los terroristas, y más los que sin ser terroristas les amparan y dan cobijo moral y material, no gozasen de tanta impunidad. Y no por lo de “mal de muchos, consuelo de tontos”, sino porque un País Vasco con unos nacionalistas con miedo y vergüenza les permitiría a las víctimas de ETA vivir de otra manera.
El entramado de ETA hablaba hace años de la necesidad de socializar el terror para obtener el triunfo. Si los enemigos de ETA aceptásemos los postulados revolucionarios de “socializar el terror de forma permanente” se darían otros resultados. E insisto, no me refiero ni a chapuzas como los mercenarios del GAL (verde o azul) ni a grupos terroristas de signo españolista. Pero en España se perdió una batalla cuando después del asesinato de Miguel Ángel Blanco por primera vez los batasunos tenían miedo de salir a la calle. Lástima que se dejara pasar esa oportunidad (especialmente por culpa de quienes les tendieron la mano en Lizarra). Si es cierto que ETA tiene un apoyo minoritario de los vascos, ¿podemos la mayoría temer a la minoría?

La violencia engendra violencia, está claro que este camino no sería el que nos llevase a la paz, pero cuando se exagera la virtud de las víctimas del terrorismo por no vengarse con violencia contra los asesinos de sus familiares –se dice con orgullo que salvo quizá el asesinato de Josu Muguruza en ningún otro caso se ha actuado con venganza–, ¿pero realmente es del todo una virtud o esta idea es generada desde círculos nacionalistas porque le conviene a ETA?
Sigo insistiendo, no estoy hablando de aventuras tenebrosas de guerra sucia del Estado sino, siguiendo en una tónica de verborrea revolucionaria, ¿qué ocurriría si gran parte de la sociedad civil se hartase por completo y respondiera con violencia contra los violentos? El socialista José Luis Corcuera ya lo aconsejaba siendo ministro del Interior, “que se corran a gorrazos”. No es nada nuevo el levantamiento popular violento contra regímenes totalitarios. Si Francia se inmiscuyó en la lucha antiterrorista –dejémonos de hipocresías– sólo cuando debido a los GAL comenzaron a haber atentados terroristas en suelo francés, ¿qué pasaría si el pueblo español se levantara contra ETA como ya hicieran otros pueblos contra sus tiranos? Seguramente la paz no llegaría, pero ¿ha llegado ahora después de 40 años y 941 muertos?

Los franquistas hablan de los 40 años de paz del régimen anterior. Martin Luther King escribía desde la cárcel que “la verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia”. No creo que haya demócrata en España que piense por tanto que con Franco había paz. ¿La hay ahora sólo porque el bando de las víctimas no responda con violencia?

viernes, 30 de mayo de 2008

¿Moderarse hacia el nacionalismo?


No me corresponde entrometerme en la crisis de un partido que me es totalmente ajeno, como lo es el Partido Popular. Sin embargo sí que nos atañe a todos los demócratas que desde muchas columnas de opinión se observe el posible cambio de rumbo de ese partido hacia una mayor comprensión del nacionalismo como una muestra de moderación. ¿Por qué empecinarse en no pactar con nacionalismos es muestra de radicalización y acercarse a ellos es signo de moderación? ¿Desde cuándo acercarse a los excluyentes es ser más moderado?
Hay otro partido político cuyos planteamientos son totalmente democráticos e incluso sus prácticas allí donde han tenido algo de poder (que es poco y en escasísimos lugares). Pero desde ciertos medios de comunicación con poco rigor analítico se le ha tachado de extremista de derechas. Los pecados principales de este partido son dos: uno su nombre, y otro que sus referentes ideológicos arrancan del totalitarismo. Si se hubieran llamado, como estuvieron sopesando, Izquierda Nacional seguramente tendrían menos problemas porque les sería más fácil disfrazar sus orígenes. Pero decidieron llamarse Falange Auténtica, quizá porque el calificativo de “auténtico” se ha solido asociar a “falanges rojas”, pese a las ideas fascistas de su precursor Manuel Hedilla, y con ese nombre se han condenado a sufrir la etiqueta de ultra por mucho que se esfuercen en explicar que todos los movimientos políticos surgidos en los años 30 eran totalitarios aunque algunos hayan evolucionado después hacia la democracia (por ejemplo, los casos de la evolución del estalinista PCE al eurocomunismo o del PSOE de Largo Caballero al de Felipe González).
Falange Auténtica tiene el “sanbenito” de ultra porque proviene de Jose Antonio Primo de Rivera y Manuel Hedilla, dos personas que representaron el fascismo español, “adulzorado” si se quiere de nacional-catolicismo (por eso al menos no eran racistas).
Los orígenes tenebrosos del nacionalismo vasco, vamos del vizcaíno porque en sus orígenes era tan excluyente que ni guipuzcoanos ni alaveses eran tenidos en cuenta, son tan truculentos que la Fundación Sabino Arana esconde algunos de los textos racistas más comprometidos. ¿Por qué no se admite la evolución hacia posturas democráticas de partidos como Falange Auténtica y se hace con toda normalidad con el PNV?
Los “falangistas auténticos” luchaban contra el franquismo en diferentes etapas de la dictadura. ¿Qué hizo el PNV en los cuarenta años de penumbra aparte de que sus muchachos más rebeldes se marcharan para crear ETA?
La verdad es que cuesta creer que un partido que reivindica a José Antonio Primo de Rivera tenga un firme compromiso con los ideales de una democracia liberal. Tanto como que lo tenga un partido con orígenes claramente racistas.
En El Plural para atacar a UPyD dicen que los de Falange Auténtica simpatizan con Rosa Díez. Uno no es culpable de caer bien a nadie. También ETA dijo que preferiría un gobierno del PSOE y no por ello piensa la mayoría de la opinión pública que el PSOE beneficia a ETA.
Por cierto, que Falange Auténtica no niega algunos puntos en común con Rosa Díez pero precisamente en uno de los que difieren es en que dicen que UPyD no es nacionalista y ellos se autodefinen como nacionalistas españoles. Si son nacionalistas algo les queda todavía de sus orígenes totalitarios, como al PNV.
Por ello acercarse a los nacionalistas no es moderarse, el nacionalismo sólo es moderado cuando tiene poco de nacionalista.

jueves, 29 de mayo de 2008

Falta de ética en las “mociones éticas”


Asistimos a una situación insólita en la democracia española en el País Vasco y Navarra. Con razón las regiones con influencia de ETA son las menos democráticas del continente. Se trata de las llamadas “mociones éticas”. ¿Qué ética van a tener si sus impulsores carecen de ella? El PSE-EE es cómplice del gobierno español en su negativa a que ANV no se pudiera presentar en ningún ayuntamiento. De la ambigüedad del PNV ya estamos más que hartos, con palabras de dureza frente a ETA después de un asesinato y aplicándole el boca a boca cuando su desmemoria le hace olvidar en pocos meses que ETA sigue siendo una organización terrorista.
Pero la falta de ética en esta iniciativa más allá. En lugar de hacer mociones de censura desplazando a ANV en todos los ayuntamientos donde sea posible, todavía se les da la oportunidad de censurar la violencia. ¿Siguen sin creerse que ANV es ETA? Y mientras ANV se ríe de ciertos demócratas al, lógicamente, negarse a condenar la violencia etarra.
Y por si fuera poco habría que preguntarse por qué el PNV se ha lanzado a esta aventura. ¿Por los últimos asesinatos de ETA? ¿Acaso el PNV cambió de actitud después de los asesinatos de Barajas? Para algunos eso sólo fue un accidente. ¿Pero cambió después de los asesinatos a sangre fría de los guardias civiles en Francia? Tampoco. El de Isaías Carrasco fue en la víspera de las elecciones y nos deja con la incógnita de si este asesinato si le hubiera hecho cambiar. Porque la razón principal del cambio de estrategia del PNV, a mi juicio, no es otra que el batacazo electoral. Se ha dado cuenta de que por mucho que radicalice su mensaje hay ciertos votantes que se sienten nacionalistas e izquierdistas –tremenda contradicción, por otra parte– que nunca votarían a un partido de derechas, conservador y que mama del tradicionalismo carlista.
Por eso, aunque tarde, se ha dado cuenta que cosechará más votos si modera su mensaje. A estas “mociones éticas” les falta la ética en su origen. Pero ojalá tengan éxito y consigan desbancar a ANV de los ayuntamientos, viniendo después las mociones de censura permitidas en toda democracia. Es lo mínimo a los que aspiramos los demócratas ya que sigue sin haber interés en el Ejecutivo español de que ANV y PCTV desaparezcan del todo de las instituciones democráticas ni de disolver los 33 ayuntamientos en manos de ANV.

Una izquierda sin complejos



Una vez más vemos que la izquierda española (o del Estado español, como les gusta decir) no tiene ningún tipo de complejos a la hora de pactar para llegar al gobierno. Izquierda Unida estaba coaligada con Acción Nacionalista Vasca en Mondragón (quizá lo esté en algún otro pueblo) hasta que ETA asesinó al socialista Isaías Carrasco. Y no sólo se trataba de un pacto postelectoral, sino que presentaron listas conjuntas en muchos municipios (Mondragón incluido) con Zutik, partido que perteneció a Herri Batasuna y cuya idea de "Patria Vasca" no está muy alejada de la ETA auqnue ahora, desde hace poco, rechazan la violencia como forma de obetenerla..

Menos mal que al menos ha roto su pacto de gobierno con ANV después del atentado. ¿Pero es que ANV es ahora peor que hasta el 7 de marzo? ¿Izquierda Unida, o mejor dicho ese grupo que degenera a toda la coalición que es Ezker Batua y reconocido por figuras destacadas del PCE, no recordaba a los otros 939 asesinados por ETA?

La reaparecida ANV siempre ha dado muestras de su acercamiento al mundo de ETA y de estar controlada por Batasuna. Igual que el PCTV. Eso lo sabíamos todos aunque por razones obvias se les permitió presentarse a las elecciones municipales. Mejor dicho, para mayor mofa, en algunos sitios sí, en otros lugares no.

Ahora hay procesos abiertos de ilegalización contra esos partidos. Curiosamente por algo que ellos no han cometido. Porque lo delictivo de estos grupos no son los asesinatos, que los comete ETA no ellos, sino su contribución financiera al aparato de ETA y otro tipo de apoyos. Esos delitos los han cometido de la misma manera antes y después de los asesinatos de Barajas y del de Mondragón.

Por eso ANV es la misma antes y después de que ETA asesinara en la víspera de las elecciones generales. E Izquierda Unida apoyó a la alcaldesa de ANV en Mondragón.

Intenten imaginar qué se hubiera dicho si la derecha democrática española estuviera coaligada en algún pueblecito perdido con un partido xenófobo. La que se podría haber armado, incluso aunque en ese pueblo no se hubiera producido ningún ataque a un inmigrante. Pues ahora imaginen que hubiera pasado si en ese pueblecito unos cabezas rapadas (vinculados o no al partido xenófobo) hubieran atacado a un inmigrante (hasta la muerte o habiéndolo dejado malherido). Al día siguiente el partido derechista democrático rompe la coalición pero salta a la prensa la noticia de que había estado un año coaligado con un partido ultra.
¿El tratamiento hubiera sido igual? ¿O se le habría aplicado un «cinturón sanitario», esta vez con mayor razón? ¿Por qué no se aplica «cinturones sanitarios» a los partidos que pacten con quienes amparan el terrorismo?

Al PNV no se lo podemos preguntar, pues le siguen faltando razones para desalojar a ANV de Mondragón.

Afortunadamente la derecha española sentiría vergüenza de pactar con partidos de extrema derecha. Pero quienes dicen ser la izquierda de este país y los llamados nacionalistas moderados (¿es moderado el Plan Ibarretxe?) no sienten complejos de pactar con los aliados de los terroristas. Mondragón no es el único ejemplo. En Francia Eusko Alkartasuna se alía con el homólogo de Batasuna y es una noticia que pasa totalmente desapercibida.

Presentación de "Comunidades arrasadas"


Comunidades arrasadas es el primer libro que Sepha presenta en Málaga, y lo hizo en un lugar tan privilegiado como la Sala de la Muralla de la Universidad de Malága y acompañado por el escritor Pepe Baena.
Los diarios El Mundo (página M8 01/06/08) y Málaga Hoy (página 52 01/06/08) se hicieron eco de la presentación donde Gonzalo Sichar, director de la editorial y autor de la investigación, dijo que defender los derechos humanos no es una cuestión de izquierdas o de derechas sino de estar a favor de las víctimas. Un ejemplo claro es el comportamiento de la Iglesia y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. En España la Conferencia Episcopal no tiene interés de repasar la historia de la Guerra Civil porque estuvo con la dictadura y prefiere un borrón y cuenta nueva, o la Iglesia vasca está con los terroristas y por eso apela al perdón y la reconciliación; en América Latina la Iglesia está con las víctimas y por eso está contra la impunidad. Las Fuerzas de Seguridad del Estado en España tiene menos que esconder, aunque hay casos como el del general Galindo y otros, y no quiere la impunidad; en América Latina eran los verdugos y prefieren el borrón y cuenta nueva. Por eso en Guatemala me acusaban de comunista por defender los derechos humanos y en España pueden decir que soy «facha» porque también estoy con las víctimas y rechazo el diálogo con los terroristas”.

¿Un nacionalismo de izquierdas? ¿Una izquierda nacionalista?







La actual legislatura nos ha recordado otros tiempos, que no por pasados fueron mejores, en los que la alianza entre la izquierda (o las izquierdas) y el nacionalismo separatista era algo tan común que llegó a verse como algo natural. En aquellos tiempos existía una derecha recalcitrante –sería una falta de respeto hacia las víctimas de aquella derecha compararla con el PP de ahora, incluso en su ala más extrema– que servía de excusa para que los socialistas de entonces, como los de ahora, se aliaran con partidos separatistas.

En España se ha olvidado que uno de los principios fundamentales de la izquierda es su carácter internacionalista. En España la izquierda “moderna” incluso ha olvidado hasta el nombre de su país, denominándola con ese concepto franquista de “Estado Español” que se inventaron en la dictadura para contraponerlo a la España de la sociedad civil.

Pero, lo que es peor, en nuestro país la izquierda oficial ha olvidado también el principio de solidaridad interterritorial entre zonas (no entremos en si son países, regiones, comunidades, comarcas o provincias) ricas y pobres. O como a mí me gusta decir más, entre zonas enriquecidas y empobrecidas, que no siempre coinciden con las anteriores.
La izquierda irrumpió a finales del siglo XIX porque las "revoluciones" burguesas liberales no solucionaron los problemas de los excluidos. Por ello tuvo que aparecer un nuevo concepto político que aunase a los pobres de todos los Estados. Por el contrario, el nacionalismo de la Europa de finales del XIX y principios del XX se encargó de hacer de las diferencias de los distintos pueblos un principio de convivencia tan imposible que cada pueblo necesitaba tener su propio Estado, y a ser posible "puro". La izquierda europea no consiguió en la Primera Guerra Mundial que los principios socialistas de luchar unido el movimiento obrero prevaleciesen sobre los intereses de los nacionalistas. Se puede decir que el socialismo perdió la batalla contra el nacionalismo.

El punto de convergencia entre el socialismo y el nacionalismo es el fascismo. Así surgieron el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes de Adolf Hitler y el Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini (no olvidemos su primera militancia socialista), por citar sólo los ejemplos más conocidos mundialmente.

Si nos acercamos más en el tiempo hay otros casos de recuerdo tan triste como los recién mencionados. La unión de socialistas y ultranacionalistas en la Serbia de Slobodan Milosevic y sus políticas limpieza étnica o el populismo de Hugo Chávez con su mezcla del socialismo más caduco y fuertes dosis nacionalistas, son dos ejemplos recientes en contextos bien diferentes. Por cierto que la izquierda española, y sobre todo apunto a Izquierda Unida nunca ha hecho un ataque férreo a ninguno de estos dos tiranos fascistoides sólo por esconderse bajo la careta de un supuesto socialismo.

Acercándonos a nuestro país, y cuando digo mi país me refiero únicamente a España, vemos procesos no iguales pero con características coincidentes. Estoy de acuerdo con que no se puede simplificar y cada contexto tiene unas particularidades que deben ser atendidas. Desde la izquierda, o mejor dicho desde el progresismo (que ni mucho menos son sinónimos siempre, ni casi siempre), se deben apoyar los procesos de emancipación de pueblos oprimidos. Por cierto, llama la atención que el gobierno socialista, tan comprensivo con los problemas de los nacionalistas separatistas de España, no muestre el más mínimo interés por un pueblo oprimido y con responsabilidad española, como es el caso del Sahara Occidental.

El discurso de todo el autodenominado MLNV ha pretendido aparentar la lucha de un pueblo oprimido frente a un Estado opresor porque ETA surgió en momentos de auge de los movimientos guerrilleros en América Latina y de descolonización en África, y porque la idea de la liberación nacional frente a la dictadura de Franco era muy vendible. De ahí que los más incautos agradecen a este grupo terrorista la llegada de la democracia española por asesinar al almirante Carrero Blanco.

La llamada “ETA buena” del principio, sólo porque quería hacer creer que combatía a la dictadura franquista cuando en realidad atacaba al Estado español, era un grupo terrorista que venía del nacionalismo tradicional del PNV. Como el PNV venía del tradicionalismo carlista, reminiscencias que aún quedan como los fueros navarros. Pues esa “ETA buena” de entonces sentía mucho aprecio por personajes como Jon Miranda, nacionalista vasco y asiduo colaborador en la revista francesa Le Devenir Européenne, fundada por Yves Jeanne, un antiguo combatiente de las SS francesas. En esa revista, en cuyo subtítulo se calificaba de "etnicismo-socialista", se podían leer perlas de Miranda como ésta:

“Pienso que es la raza y no la lengua lo más importante […]. Espero que el
futuro gobierno de Euzkadi expulse a esos semita-camitas españoles y demás
negros que se han asentado en nuestra patria o los reduzca a un estrato de
humanidad inferior”.

En esa revista también escribía con frecuencia otro nacionalista: Federico Krutig de Arteaga. Este miembro de ETA (1965-68) opinaba que:

“Una mezcla de vascos con elementos negríticos desvirtuaría la raza vasca y
difícilmente se podría tratar de un vasco o un negro”.
ETA, HB, EH, Batasuna, ANV, PCTV y cualesquiera otras marcas que use el entramado terrorista, cuentan la Historia a su modo, por otra parte muy propio de todo nacionalismo, y bajo la excusa de soportar ellos exclusivamente el peso de la dictadura española de Franco empuña las armas como lo hiciera el Frente de Liberación Nacional en Argelia contra Francia y tantos otros grupos en Latinoamérica frente a sus Estados opresores. Pero ETA no fue una radicalización de un grupo socialista, sino que nació de una escisión del PNV (de derechas) y la ideología racista del fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, no ha desaparecido ni en la organización armada ni en sus cachorros de Jarrai, Segi… No podemos seguir hablando de una izquierda abertzale, porque sencillamente estos dos vocablos son antagónicos. O se es de izquierda o se es nacionalista. El nacionalismo en sí nunca puede ser de izquierdas, es un concepto burgués.